Los pasos y la pluma

Escribir se parece a caminar. 

Lejos está del solo acto de pensar y zambullirse en oleadas de aire. 

Escribir es un puente que conecta este adentro con el mundo,

este cuerpo y esa voz,

esta voz y una mirada.

Escribir entrelaza, teje y desteje tramas. 

Conjuro mundano que crea aquello en lo que cree.

Escribir es un acto de fe.

Un viaje a través del tiempo.

Un sueño. La vigilia. 

Es un ejercicio de la memoria y también del olvido.


Escribo sobre lo absurdo de lo real y sobre el sentido 

de la ficción.

Escribo por amor,

por un pulso superior,

por justicia poética.


Escribo para ser,

para que seamos;

escribiendo develo, modelo

y muevo. 

 

Entrar a mi cuerpo trastoca

el tono de mis piernas,

el frío en la piel. 

Salgo a navegar los deseos del alma

sin certeza y

con la intención de convertir

el gemido en suspiro.


Las ideas se abren como caminos y yo salto. Me eyecto hacia adentro

e invoco a los peregrinos del mundo. 


Lo he visto: 


escribir

se parece a caminar pero

distinto.


° Lujamaría

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